Cargas de esperanza
Miguel Ángel Ochoa Romero*
Venían sus hombros
Cargados de angustias y dolores
Sus manos traían sueños
Y deseos de crecer
Eran muchas mujeres
Abiertas a la vida
Que buscaban caminos
Caminos pa’ crecer
No estaban en su tierra
Sin embargo soñaban
Y cargaban sus hijos
Que lloraban también
Huyendo de la guerra
Descalzos y desnudos
Buscando aquella tierra
Que mana leche y miel
Y con la boca amarga
Contaban desventuras,
Muertes y desalientos
con el sabor a hiel….
yo cargaba a mi hijo
yo cargaba a mi hijo
por entre la maleza
tres noches y tres días
a pié y sin descansar
las lágrimas saltaban
la piel se entumecía
y mis labios resecos
Sólo sabían rezar.
Por fin encontré un pueblo
en el que había mil niños
desplazados llorando
como el mío también
y pude consolarme con el llanto del otro
compartir mi tragedia
para dejarla atrás
me junté con el uno
me junté con el otro
y esas manos unidas
me ofrecieron bondad
eran manos vacías
sin monedas, sin cosas,
sin piedras que tuvieron
del oro su valor
pero daban caricias y brindaban cariño
sin tener que comprarlo
o por algo cambiar
eran manos sinceras
de humildes campesinos
Que fuimos desplazados.
¿Porqué? Alguien sabrá…
Que culpa tiene el árbol
Que plantado en su tierra
Lo arranca de raíz
la fuerte tempestad
que con furia y violencia
le desgaja sus ramas
y las lleva a otras tierras
contra su voluntad…
Aquí están mis manos
Deme Ud. la semilla
Devuélvame una tierra
Y le puedo enseñar
Que nunca fui mendigo
Que no soy charlatán
Que no conocí el hambre
Porque yo sé labrar
Que soy un campesino
Con callos en las manos
Y sé vivir del suelo
que sabe prodigar
pues del suelo soy hijo
y desde muy pequeño
Me enseñó a trabajar.
*Gestor cultural.